El pañuelo rojo

Esa mujer, porque hablare de una mujer que a la mirada de los otros su aspecto físico no representaba mas que una niña adolescente, sus facciones eran suaves, deliciosas para el espectador, tenia un rostro dulce y un cuerpo frágil, delgado. Era la menor de 3 hermanas
exitosas bastante competitivas en todos los ámbitos, por lo cual eran el orgullo de la familia. Sin embargo, ella no tenia virtud alguna, debido a las enfermedades continuas que le afligían perdiendo así tiempo para educarse y mantener una vida social estable.
Con su timidez bajo el brazo, por fin decidió salir en un día de invierno, escapándose de su habitación burlando la protección de los sirvientes ; la nieve reinaba en todo su esplendor que incomodaba en su caminar,se hacia muy espeso en cada paso. A lo lejos vio un objeto de irrenunciable forma que despertó sin duda su curiosidad; llegando con gran esfuerzo a el, reconoció un pañuelo rojo incorporándolo rapidamente en su delicadas manos,palpando la suavidad de aquel. En ese instante que cerro los ojos sintió una mano fría en su hombro, al darse vuelta su corazón exploto, su respiración se estanco , la sensacion era de vació; algo extraño le provoco ese hombre que movía sus labios frente a ella quitando de sus manos ese pañuelo rojo.
Sin tener respuesta de si misma, se hayaba tomada de la mano de un desconocido que la guiaba entre arboles que formaban un bosque, quiso hablar pero su lengua estaba estancada,solo escuchaba su respiración agitada por lo que estaba sucediendo tal vez sentía miedo.. tal vez.

Llegando a un sitio en que ni el silencio inundaba, muy oscuro con velas desgastadas, ella se recosto en el suelo sintiendo muy cerca el olor a humedad que despedía la cueva, trato de moverse pero su cuerpo aun no respondía. Desde ese lugar observaba a ese hombre que le hacia sentir de una manera extraña, el la miro fijamente a los ojos sin perder detalle del dulce rostro de la mujer,, acercándose... se reincorporo a ella suavemente despejando los detalles que estorbaban su propósito, ya el cuello descubierto; comenzo la mágica acción; corrio un delicado hilo de sangre que bajaba por el cuello, mientras los ojos entreabiertos de la mujer y el cuerpo ya sin alma que yacía en el suelo.